La planificación, tan importante para cualquiera, es una necesidad vital para las personas con TDAH. Por eso, una buena agenda y una lista eficiente son aliados imprescindibles para sobrevivir al caos.
Uno de los síntomas más preocupantes del TDAH es el que afecta a las funciones ejecutivas, aquellas actividades mentales complejas necesarias para planificar, organizar, revisar y evaluar el comportamiento. Disfunción que en la práctica se traduce en la dificultad para realizar proyectos, para calcular el tiempo que nos llevará terminarlos, para iniciar actividades o recordar información importante mientras hacemos otra tarea distinta.
Ante esta situación, solo cabe recurrir a las estrategias necesarias para atajar los apuros en los que nos meten nuestras funciones ejecutivas. Afortunadamente, contamos con dos herramientas muy eficaces y sencillas para gestionar nuestro tiempo. La primera es una buena agenda en cualquiera de sus versiones, analógica o digital. Sea cual sea el método que elijamos, organizarnos de forma eficaz nos hará sentir más productivos y reducirá nuestro estrés. Y la segunda estrategia es un sistema de listas de tareas realistas y eficaces, las famosas “to do list”. Si aprendemos a planificarnos correctamente, reduciremos la impulsividad, la distracción y la procrastinación.
¿Cómo debemos usar nuestra agenda?
Es importante que asumamos que la agenda es parte de nuestro día a día. No debe apurarnos apuntar no solo lo que tenemos que hacer sino lo que necesitamos para llevarlo a cabo. Incluso podemos programar recordatorios para aquellos eventos o tareas que necesiten plazos para su correcto desarrollo. Por eso, debemos incluir en nuestra rutina diaria el hecho de repasar varias veces lo que hemos anotado en nuestra agenda. Por ejemplo, de manera regular a lo largo del día, a primera hora de la mañana para tener una idea clara de las tareas que nos esperan, y por la noche para comprobar que no nos falta nada por preparar para afrontar el día siguiente.
Pero para algunos tedeacheros esta planificación diaria no es suficiente. ¿Cuántas veces hemos quedado a comer el mismo día con dos personas diferentes, o hemos programado dos reuniones a la misma hora? Incluso, en la gestión de nuestro tiempo libre, nos coincide la consulta del médico con la tutoría del niño. En estos casos, resultan muy útiles los planificadores mensuales en los que de un solo vistazo nos hacemos una idea de los eventos más importantes que tenemos a lo largo del mes y que debemos tener en cuenta a la hora de crear nuevas citas. La impresión visual del tiempo y de las tareas en una sola hoja resulta muy efectiva para las personas con tdah ya que nuestro cerebro procesa y retiene la información visual más rápidamente que la información textual.
¿Por qué hacer una lista diaria de tareas?
En segundo lugar, para reforzar todo lo conseguido con nuestra agenda, debemos redactar una lista de cosas pendientes en la que señalemos la tarea principal de ese día y la pondremos la primera de la lista para que la realicemos a primera hora. Por supuesto, esa lista debe ajustarse a la realidad de nuestro tiempo y de nuestra energía. Al final del día, si hemos conseguido tachar las tareas que nos habíamos propuesto, aunque hayan sido unas pocas, tendremos una gratificante sensación de control sobre nosotros mismos y sobre nuestro tiempo.
Mujer diagnosticada con TDAH en su madurez, como tantas otras, en una de las revisiones de TDAH de su hijo. Licenciada en Periodismo y Derecho, actualmente cursa sus estudios de Doctorado en Ciencias de la Información y está escribiendo su primera novela. Trabaja en el sector audiovisual y es profesora en la Escuela de Artes Escénicas de Madrid (TAI). Consciente de que el día a día de una mujer adulta con TDAH no es fácil pero tampoco es imposible, ha creado un canal de youtube, Mujeres al borde del TDAH, y una cuenta de instagram con el mismo nombre, para divulgar y ayudar a los adultos que lo padecen.
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