Procrastinación o el hábito de retrasar o sustituir actividades, situaciones o tareas prioritarias que deben atenderse y que sustituimos por otras más irrelevantes o agradables, pero a veces contraproducentes, para evitar tener que hacer las tareas prioritarias.
¿Quién no procrastina de vez en cuando? El problema se presenta cuando esto se convierte en una costumbre difícilmente superable. No hay duda de que no es una cuestión de pereza, porque el que procrastina hace algunas tareas, pero deja de lado otras.
Si pensamos en las características de los expertos en procrastinación, comprobamos que son personas con rasgos como la impulsividad, los pensamientos intrusivos que impiden mantener el foco, el perfeccionismo asociado a la parálisis por análisis, la falta de autoestima ya que no están seguros de sus habilidades, el miedo a los juicios negativos así como la dificultad para organizarse o priorizar.
Todo lo anterior define el TDAH, así que la pregunta es inevitable: ¿el TDAH provoca la procrastinación? Por supuesto, no, pero tampoco hay duda de que las personas con TDAH presentan problemas para planificar sus actividades, concentrarse y realizar tareas complejas o tediosas. De ahí, la tendencia a dejar las cosas para más adelante, de olvidar algunas tareas y de incumplir los horarios. Es evidente que las desventajas del TDAH contribuyen a la procrastinación pero este no es un problema exclusivo de las personas con TDAH, de hecho es bastante común, pero sí que es cierto que en los adultos con TDAH se presenta con más frecuencia que en la población neurotípica.
¿Por qué procrastinamos?
Las personas con TDAH no procrastinan por ser vagos, o desorganizados. Tampoco se trata solo de una mala gestión del tiempo. El origen se encuentra en una autorregulación inestable de las emociones y los estados de ánimo, uno de los síntomas más característicos de su condición. Son muy conscientes de lo que tienen que hacer, pero incapaces de convertir la intención en acción porque determinadas tareas les producen estados de ánimo negativos. Regular, ordenar y controlar esas emociones es uno de los aspectos más desafiantes del TDAH.
La procrastinación se ceba especialmente en tareas rutinarias, como las burocráticas o las domésticas, ya que son tediosas y carentes de gratificación. Y sin embargo, las personas con TDAH sienten que resuelven con más eficacia las cosas cuando se ven acuciados por los plazos así que, en muchas ocasiones, las dejan para el final a propósito porque de esta forma, optimizan el resultado.
Mujer diagnosticada con TDAH en su madurez, como tantas otras, en una de las revisiones de TDAH de su hijo. Licenciada en Periodismo y Derecho, actualmente cursa sus estudios de Doctorado en Ciencias de la Información y está escribiendo su primera novela. Trabaja en el sector audiovisual y es profesora en la Escuela de Artes Escénicas de Madrid (TAI). Consciente de que el día a día de una mujer adulta con TDAH no es fácil pero tampoco es imposible, ha creado un canal de youtube, Mujeres al borde del TDAH, y una cuenta de instagram con el mismo nombre, para divulgar y ayudar a los adultos que lo padecen.
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