TDAH, la carga invisible

"TDAH, la carga invisible" artículo de Marta Martín García en la sección "Mentes Divergentes" de la edición de noviembre de 2025 de la Revista Tecnología y Sentido Común TYSC a Revista Líder de Audiencia de la Alta Dirección y los Profesionales en Gestión de Proyectos, Servicios, Procesos, Riesgos y por supuesto Gobierno de Tecnologías de la Información

Durante décadas el TDAH ha sido considerado un problema exclusivo de la infancia y se ha ignorado que los síntomas se mantienen durante toda la vida. En España se estima que el 3,3% de la población adulta vive con TDAH, una cifra que, aunque parezca modesta, representa miles de personas.
El impacto del TDAH en la vida adulta es profundo y alcanza al ámbito sanitario, social, legal y económico, lo que genera una carga considerable tanto para los pacientes como para la sociedad en su conjunto. En los adultos estos síntomas afectan a la capacidad de concentración, la gestión del tiempo, la organización, y el control emocional, dificultades que repercuten directamente en la vida profesional, las relaciones personales y la salud mental de un 3,3% de la población, es decir, casi 1.300.000 personas.
Las cifras
Un reciente estudio realizado por Fundación Weber y Takeda pone sobre la mesa datos preocupantes. Datos que reflejan el impacto en España de una realidad ignorada durante años. El 64,4% de los adultos con TDAH han visto comprometido su éxito profesional. El 63,2% reporta problemas en sus relaciones sociales. El 86,4% presenta comorbilidades, es decir, otros trastornos que agravan su situación, tales como ansiedad, depresión o adicciones de diversos tipos, y el 66,2% tiene al menos una comorbilidad psiquiátrica.
El panorama se vuelve aún más preocupante cuando nos centramos en las conductas de riesgo. Por ejemplo, el hecho de que el 20,8% de los pacientes tenga problemas con el consumo de cocaína, el 19,6% con el alcoholismo, y el 48,3% con el tabaco. El riesgo de suicidio es casi 6 veces mayor en personas con TDAH que en aquellas sin esta condición, lo que subraya la necesidad urgente de atención especializada y apoyo psicológico.
Estas cifras tan dramáticas se deben, en gran parte, al diagnóstico tardío o, incluso, a la falta del mismo. Más de la mitad de los pacientes fueron diagnosticados después de los 18 años, lo que implica que durante su infancia y adolescencia no recibieron el apoyo necesario. Adultos de hoy en día que han vivido sin saber que sus dificultades tenían una explicación médica y que han sido señalados y penalizados por ello durante toda su vida.

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