
Prestar atención puede parecer un acto mecánico e involuntario, pero en realidad se trata de un complejo sistema de circuitos neuronales fundamental en nuestro día a día.
La atención es la capacidad de generar, dirigir y mantener un estado de activación adecuado para procesar correctamente la información y para enfocarnos en los datos relevantes discriminando el resto. Gracias a la atención, seleccionamos solo algunos estímulos de todos los posibles, selección que dependerá, entre otros factores, de la indemnidad de varios circuitos cerebrales. Lo que significa que, aunque parezca que prestar atención a un solo estímulo durante un tiempo sostenido es algo intuitivo o involuntario, en realidad requiere un cierto control en el que tienen un papel protagonista algunas funciones superiores de nuestra mente, las funciones cognitivas.
Sí, esas funciones cerebrales que nos ayudan en nuestra planificación, organización, memoria de trabajo y velocidad de procesamiento entre tantas otras cosas y que las personas con TDAH tenemos afectadas dificultando nuestra capacidad para discriminar la información. Por lo tanto, nuestra atención queda comprometida y más aún cuando los estímulos son poco motivadores o gratificantes ya que afecta a nuestra motivación por la atención.
Todo lo dicho nos indica que sí, que tenemos un problema. Y más, teniendo en cuenta que el sistema atencional no es sencillo ni unitario. De forma resumida, las personas con TDAH tenemos afectados varios circuitos neuronales. En primer lugar, los circuitos de la atención selectiva que nos permiten focalizarnos en un estímulo relevante; los de la atención sostenida, que nos permiten mantener la atención sobre ese estímulo por un periodo prolongado; y los de la atención dividida que nos permiten atender a dos estímulos simultáneos. Todos estos circuitos neuronales junto con la motivación y la memoria constituyen los procesos cognitivos básicos con los que trabaja el sistema ejecutivo central.
Lo dicho, tenemos un problema. Porque, como bien sabemos, recurrimos a la atención para todo en nuestro día a día. La necesitamos para asimilar todo tipo de datos sobre el mundo que nos rodea, para aprender cosas, realizar tareas y crear nuevos recuerdos. Nos ayuda a aprender en el colegio, a progresar en el trabajo y a tener buenas relaciones personales. Imprescindible pero imperfecta. Es muy sensible a las distracciones ya que interfieren en nuestra capacidad de concentración, problema que se agrava con el TDAH…