El trastorno por déficit de atención e hiperactividad sigue siendo un estigma. Un dato incomprensible si tenemos en cuenta que afecta al 5% de la población adulta, es decir, es el trastorno del neurodesarrollo más común de todos. Desgraciadamente, el TDAH tiene consecuencias en todos los ámbitos de la vida y el desconocimiento de su alcance y naturaleza impacta de forma muy negativa en las personas que lo sufrimos. Sin duda, las repercusiones del trastorno alcanzan de lleno al ámbito laboral. Esto ocurre no porque las personas con TDAH no podamos ser excelentes profesionales sino porque no estamos en el puesto de trabajo adecuado para nuestras habilidades.
Las principales dificultades para un adulto con TDAH se centran en mantener la atención sostenida en una única tarea y en un correcto funcionamiento de las funciones ejecutivas, es decir, organización, planificación y ejecución. Estos rasgos que afectan al desempeño laboral van acompañados de ciertos problemas para adaptarnos bien a las organizaciones excesivamente burocráticas.
Sin embargo, no todo son inconvenientes ya que las personas con TDAH presentamos determinados puntos fuertes que nos hacen únicos en nuestros puestos de trabajo, rasgos laborales como la implicación en la función que desempeñamos, un ritmo relámpago, altas dosis de creatividad práctica, capacidad en la toma de riesgos o independencia. Y estas son cualidades cada vez más demandadas en el mercado laboral aunque, ciertamente, la introducción de esta mentalidad más abierta a las características de los cerebros neurodivergentes no se produce a la misma velocidad que en otros países de nuestro entorno.
A la hora de buscar una ocupación adecuada a nuestras capacidades, es importante tomar en consideración algunas directrices. Sin duda, la primera, es aplicar a aquel puesto que nos haga felices y en el que nos sintamos realizados. No hay ninguna ocupación que no podamos desarrollar. No olvidemos que somos obsesivos y que si nos proponemos un objetivo contamos con una voluntad de hierro para conseguirlo. Por algo, todo nos ha costado más sacrificio que al resto y estamos más que acostumbrados a esforzarnos por encima de la media. Pero debemos conocer bien nuestras fortalezas y debilidades para elegir un trabajo en función de nuestros gustos e intereses y, por supuesto, de nuestras capacidades. No podemos olvidar que el cerebro de un TDAH funciona por los intereses y difícilmente seremos buenos en aquello que no nos resulte mínimamente atractivo.
Una vez aclarado que no hay barreras para un TDAH con determinación, es cierto que algunos trabajos se adaptan mejor que otros a nuestras capacidades. Por ejemplo, aquellos con horarios flexibles así como los puestos que implican trabajar bajo presión o con ritmo frenético. Sin embargo, la monotonía y la rutina de los puestos administrativos son una verdadera tortura para las personas diagnosticadas con TDAH…
Mujer diagnosticada con TDAH en su madurez, como tantas otras, en una de las revisiones de TDAH de su hijo. Licenciada en Periodismo y Derecho, actualmente cursa sus estudios de Doctorado en Ciencias de la Información y está escribiendo su primera novela. Trabaja en el sector audiovisual y es profesora en la Escuela de Artes Escénicas de Madrid (TAI). Consciente de que el día a día de una mujer adulta con TDAH no es fácil pero tampoco es imposible, ha creado un canal de youtube, Mujeres al borde del TDAH, y una cuenta de instagram con el mismo nombre, para divulgar y ayudar a los adultos que lo padecen.
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