Una de las características más llamativas del TDAH es, sin duda, la hiperactividad física. Aunque más preocupante es la hiperactividad mental. Ese motor interno que nunca para y que hace que nuestra cabeza neurodivergente genere más ideas y pensamientos antes del desayuno que un neurotípico en todo el día. A primera vista puede parecer atractivo, pero lo cierto es que resulta agotador.
Sumemos a este dato la idea de un cerebro semejante a una selva frondosa llena de árboles y una mente como un mono histérico que salta de árbol en árbol sin parar, de una idea a otra. Todo esto hace que para los cerebros con TDAH, nuestra mente se parezca a una selva tropical, Amazonía en estado puro. En realidad, nuestro cerebro hace lo que le es propio, crear pensamientos de forma constante pero el ritmo de creación neurodivergente no es simplemente constante, es frenético.
Hasta aquí todo es normal, extenuante pero normal. El problema llega cuando el mono solo nos trae pensamientos rumiantes que nos distraen del presente y descontrol mental que nos vuelve distraídos, desenfocados, incluso irritables. A esto se refiere el budismo cuando habla de la mente mono, a un estado de pensamiento desbocado que nos domina. Mucho más presente en las personas con TDAH que, ya de por sí, tienen una capacidad de distracción más intensa y una hiperactividad mental más acusada.
Para atajar este problema el budismo, frente a la mente mono nos ofrece un antídoto, la mente buey, es decir, una forma de pensar lenta y silenciosa. Todo un reto para un cerebro neurodivergente.
¿Por qué un buey? Solo hay que observar uno para entenderlo. Contemplar cómo se mueve lentamente, lo despacio que come, su caminar pausado, la tranquilidad con la que duerme. La mente buey consiste en ejercitar el autocontrol y para ello hay varias tácticas que pueden ayudarnos.
En primer lugar respirar. Respirar profundo y pedirle a nuestra mente que acompañe cada inspiración y expiración. No es fácil calmar al mono, al cerebro le cuesta enfocarse en algo por mucho tiempo porque su naturaleza le lleva a dispersarse y el mono se vuelve a imponer.
Mujer diagnosticada con TDAH en su madurez, como tantas otras, en una de las revisiones de TDAH de su hijo. Licenciada en Periodismo y Derecho, actualmente cursa sus estudios de Doctorado en Ciencias de la Información y está escribiendo su primera novela. Trabaja en el sector audiovisual y es profesora en la Escuela de Artes Escénicas de Madrid (TAI). Consciente de que el día a día de una mujer adulta con TDAH no es fácil pero tampoco es imposible, ha creado un canal de youtube, Mujeres al borde del TDAH, y una cuenta de instagram con el mismo nombre, para divulgar y ayudar a los adultos que lo padecen.
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