La neurodiversidad es un forma de entender el cerebro divergente, es decir, aquel que funciona de manera distinta, que procesa la información de una forma particular y que muestra un comportamiento poco común para su cultura y entorno.
Como cada mañana, me siento frente a mi ordenador. Empieza el caos. A los cinco minutos de empezar la primera reunión ya me he perdido en mis pensamientos. No paro de moverme en la silla, de tocarme el pelo, de jugar con el boli y el cuaderno. Intento concentrarme y apuntar todo lo importante para retenerlo. Redacto un mail. Reviso infinitas veces la dirección de correo, lo envío y me doy cuenta de que no he adjuntado el archivo. Miro mi agenda y, a pesar de tener apuntada una fecha de entrega, se me pasa hacerlo. Cuando me doy cuenta, veo que he dejado otros dos mails a medias y que tengo unas diez pestañas abiertas y tres o cuatro documentos. Contesto al teléfono e intento enviar un whatsapp a la vez…
Sin embargo, sé que soy buena en mi trabajo, he sido positivamente valorada por la mayoría de mis compañeros y mis responsables y he conseguido alcanzar la gran mayoría de mis objetivos profesionales. Y esto es así porque, sin darme cuenta, he aprendido a compensar estos problemas con otras capacidades fascinantes.
No fui consciente de todo ello hasta que hace dos años me diagnosticaron TDAH. Tengo que confesar que apenas sabía lo que esta palabra implicaba. Para entenderlo, lo primero que me dijo el especialista que me diagnosticó fue que echara la vista atrás y pensase si en algún momento de mi infancia, de mi adolescencia, me sentí diferente al resto. Y todo encajó.
Trastorno por déficit de atención e hiperactividad. Un trastorno del neurodesarrollo de carácter neurobiológico que se caracteriza por la presencia de tres síntomas típicos: déficit de atención, impulsividad e hiperactividad. Efectivamente, me reconocía en todos y cada uno de ellos. Dicho así suena aterrador, por eso no se habla del TDAH y parece que lo más prudente es no mencionar a la bestia, no vaya a ser que aparezca. Pero yo no solo la menciono, la grito a los cuatro vientos. Lo hago porque hablar de ello facilitará el camino para aquellos que comienzan este viaje neurodivergente. Porque no es un bestia sino una oportunidad de mirar al mundo con otros ojos. Y porque, aunque a veces te sacude como un mazazo en la cabeza, es un desafío y una oportunidad.
Y lo que es más importante, si estás leyendo este artículo es probable que tengas la suerte de poseer una mente divergente o estar muy cerca de alguien que la tiene. Lo que resultaría muy probable ya que se calcula que el porcentaje de personas con algún tipo de neurodiversidad es un 20% de la población aproximadamente, sumando diversas patologías como el TDAH, la dislexia, el autismo, el síndrome de Tourette, etc.
Lo que estos datos nos dicen es que muchos de nosotros aprendemos de otra manera, nos relacionamos con el mundo a otro ritmo y presentamos diferentes funciones mentales y estados de ánimo.
¿Qué es la neurodiversidad?
El movimiento de la neurodiversidad supone un cambio en la comprensión del funcionamiento mental al entender que las diferencias neurológicas de determinados individuos son una contribución importante a la diversidad en la sociedad
De este modo, considera normal y positivo que las personas tengan cerebros que funcionen de manera distinta. Ser neurodivergente es procesar la información de una manera muy particular y mostrar un comportamiento poco esperado o poco común. En cambio, ser neurotípico hace referencia a alguien con funciones cerebrales y comportamientos típicos, alguien que piensa y procesa la información de manera esperada para su cultura y entorno.
En el contexto laboral, la neurodiversidad puede repercutir directamente en el rendimiento y la productividad. Pero igual de cierto es que ese cerebro divergente puede ser una potente herramienta si está bien gestionada. Y lo que es mejor, las personas con un cerebro neurodivergente empiezan a estar muy solicitadas en las empresas. Esto es así porque mientras que el sistema educativo se empeña en formar personas con competencias similares, las grandes compañías valoran otras aptitudes que aporten ingenio, innovación y creatividad a sus proyectos. Y sin duda, los neurodivergentes están sobradamente capacitados para ellos.
Pero no nos engañemos, la neurodiversidad es un territorio desconocido para aquellos que acabamos de llegar. Es como bucear en el fondo del mar, transitar por un océano del que solo conocemos una pequeña parte pero que promete ser fascinante aunque abrumador.
Comencé esta travesía con mi diagnóstico de TDAH. Buceé y casi me ahogo, pero decidí utilizar esos rasgos diferenciadores para crear salvavidas. A partir de ahí, como buena hiperactiva, me he dedicado frenéticamente a aprender y divulgar. Creé un canal en youtube para visibilizar y derribar falsos mitos y prejuicios (https://www.youtube.com/c/MujeresalbordedelTDAH) y una cuenta de Instagram (@mujeresalbordedeltdah). También soy Responsable de Comunicación de RedTdah, asociación sin ánimo de lucro cuyos principales objetivos son la difusión, ayuda y concienciación del TDAH y de NeurodiverSí, organización enfocada a la equidad de oportunidades para las personas neurodivergentes en el campo del empleo y la formación.
Ahora, con “Mentes divergentes” te propongo acompañarme en este viaje, te animo a explorar y conocer la neurodiversidad, a colonizar el TDAH. En definitiva, a perder el miedo y a aprovechar todas las cualidades que hacen de la neurodiversidad un lugar único, un territorio extraordinario que habitar.
Mujer diagnosticada con TDAH en su madurez, como tantas otras, en una de las revisiones de TDAH de su hijo. Licenciada en Periodismo y Derecho, actualmente cursa sus estudios de Doctorado en Ciencias de la Información y está escribiendo su primera novela. Trabaja en el sector audiovisual y es profesora en la Escuela de Artes Escénicas de Madrid (TAI). Consciente de que el día a día de una mujer adulta con TDAH no es fácil pero tampoco es imposible, ha creado un canal de youtube, Mujeres al borde del TDAH, y una cuenta de instagram con el mismo nombre, para divulgar y ayudar a los adultos que lo padecen.
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