En nuestro artículo de enero de este mismo año explicábamos que una de las cosas verdaderamente complicadas de medir pero que, al mismo tiempo, tenía un gran impacto en la organización, es la cultura organizativa.
Una fuerte cultura organizativa muestra cómo se deben hacer las cosas en nuestra organización, pero al mismo tiempo puede ser una barrera importante para el cambio. Y el cambio, en la era digital, es algo con lo que nos desayunamos cada mañana.
Como comentamos en su día, hay una frase de Peter Drucker que no debemos olvidar, y es que la cultura se come a la estrategia para desayunar. Es decir, podemos tener un plan estratégico fantástico, una estrategia digital, o de comunicación, etc. pero la cultura de nuestra organización puede hacer que no funcione como esperábamos.
Pero ¿qué entendemos por cultura organizativa? Según Stephen P. Robbins, se trata de un sistema de significados compartidos por los miembros de una organización que la distinguen de otras. Podemos encontrar expresiones formales o informales de esa cultura, y girarán en torno a 7 “vectores” (Chatman, J. A., & Jehn, K. A. (1994)): el apetito por innovar y correr riesgos, la atención al detalle, la orientación a los resultados, la orientación a las personas que forman parte de la organización, la importancia del trabajo en equipo, la competitividad, y estabilidad o resistencia al cambio.
Como podrán suponer nuestros lectores y lectoras, así como nuestra tortuga ninja, una cultura organizativa puede aportar mucho éxito a una organización, pero también puede traer muchos problemas en forma de barreras al cambio, a la diversidad (un ingrediente clave de las organizaciones de éxito), y también puede hacer que una adquisición o fusión de empresas no funcione.
En resumen, estamos ante una herramienta muy poderosa que nos puede servir para transformar digitalmente nuestra organización o puede acabar con esta.
Supongamos que tenemos una misión y una visión claras y bien comunicadas a los miembros de la organización, que existen unos valores bien definidos y que están alineados con la adaptación al cambio, y que tenemos un liderazgo transformador en nuestra organización. Esa sería la base de la que tendríamos que partir.
Licenciado en Informática y Doctor Cum Laude en Organización de Empresas por la Universidad Politécnica de Valencia. Con acreditación en Gestión de Datos para Investigación Clínica por la Universidad de Vanderbilt, ha sido profesor de marketing digital, big data e inteligencia de negocio, y ahora es profesor de Organización de Empresas en la Universidad Politécnica de Valencia. Miembro de la Junta Directiva de la Asociación Valenciana de Informáticos de Sanidad (AVISA), auditor CISA, CGEIT y profesional certificado en ITIL, COBIT 5 y PRINCE 2. Con casi 20 años de experiencia en el sector de la salud, ha dirigido proyectos de interoperabilidad, seguridad y big data, y actualmente es directivo en una importante multinacional de soluciones de TI para el sector de la salud.
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