El 19 de abril del 2023 asistí junto a muchos de mis colegas especializados en seguridad informática y física a una conferencia en el cuartel general de la multinacional Comcast, organizada por el Departamento de Seguridad Doméstica, el FBI, el Servicio Secreto, la policía de Filadelfia y otros cuerpos de seguridad nacionales, estatales y locales. Durante su intervención, la abogada del estado Jacqueline Romero mencionó dos casos recientes del Departamento (ministerio) de Justicia: US v. Carrasquillo y Chipmixer. El primero se trata del robo de unos 30 millones de dólares en servicios de televisión por cable e internet. El segundo persigue al mezclador e intercambiador de criptomonedas, Chipmixer, que usan frecuentemente los ciber criminales para ocultar sus transacciones financieras.
Siempre se han publicado sentencias judiciales inusuales, pero las nuevas tecnologías han fertilizado el cultivo de éstas. En el caso 459 F. 3d 437, United States v. L Carelock, el juez Aldisert debía decidir si se revocaba la libertad condicional de una prisionera. Sus abogados habían cometido un error y enviado el archivo con la solicitud de otro cliente al sistema electrónico del juzgado. Entendiendo que el problema se debió a un error del abogado defensor, el juez citó en su sentencia estas palabras: “a computer lets you make more mistakes faster than any invention in human history—with the possible exceptions of handguns and tequila”. Esto es, un ordenador te permite cometer más errores más rápidamente que cualquier invención de la historia humana, con las posibles excepciones de las pistolas y el tequila.
El 2 de diciembre del 2015, el matrimonio formado por Syed Rizwan Farook and Tashfeen Malik disparó contra 80 empleados durante un curso de formación del Departamento de Salud Pública. En este ataque terrorista 14 personas murieron y 22 sufrieron heridas graves. El FBI solicitó a un juez los datos que los teléfonos iPhone de los terroristas habían sincronizado con la nube de Apple, iCloud, hasta unos minutos antes del ataque. Apple entregó esos datos. Bajo sospecha de que los terroristas hubieran enviado mensajes a otras células justo antes del atentado, el FBI pidió a Apple que facilitara la contraseña u otra forma de desbloquear los teléfonos. Apple respondió que no tenía acceso y se negaba a programar una puerta trasera para ello. Mientras el FBI como Apple se preparaban para una batalla legal, el FBI compró un producto de una empresa israelí que hacía lo que Apple no podía. Así pudieron los agentes acceder a los teléfonos de los terroristas, aunque el FBI nunca reveló si encontraron información útil.
El Dr. Pablo Molina es el VicePresidente Asociado y Chief Information Security Officer de Drexel University en Philadelphia. Es profesor en Georgetown University de ética y gestión tecnológica y de seguridad informática en la Universidad Rey Juan Carlos. Es Director Ejecutivo de la Asociación Internacional de Etica y Tecnología Aplicada. Es miembro del consejo directivo del Centro de Política Digital de Inteligencia Artificial. De joven, fundó una empresa de tecnología en Madrid, donde fue editor jefe de revistas informáticas, escribió varios libros sobre tecnología, y fue profesor de la Escuela de Hacienda Pública.
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