Ya en las primeras temporadas de Tecnología y Sentido Común, cuando aún éramos solamente un programa de radio abriéndose paso en las ondas para nuestros oyentes (ya saben, aquellos tiempos en los que aún era posible tener una discusión mínimamente inteligente en Twitter: hace mucho), alguno de nuestros entrevistados animaba a pasar del Powerpoint al Excel para hacer la “prueba del algodón” de una idea de negocio: poner números en una tabla siempre nos ayuda a ver si lo que estamos proponiendo es económicamente viable.
Y es cierto que, muchas veces, el paso de una idea que teóricamente puede tener mucho interés al mundo de los números ayuda a descartarla o, por supuesto, a mejorarla.
Veamos cómo podemos hacer un plan de negocio de una forma sencilla pero completa…
Un buen plan de negocio debe comenzar con un par de fases previas:
- Análisis sectorial: es necesario detectar las fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas. También debemos indicar cuál va a ser nuestra estrategia para competir, cómo nos vamos a diferenciar, qué ventajas competitivas vamos a generar (economías de escala, etc.), en qué momento, y cómo esperamos que la competencia reaccione.
- Análisis del proyecto: establezcamos la misión y la visión, así como unos OKR (objectives and key results) a corto, medio y largo plazo. Unos objetivos bien definidos nos indicarán a dónde queremos llegar, mientras que los resultados clave nos permitirán medir si hemos llegado a alcanzar dichos objetivos con éxito.
A continuación debe definir bien los siguientes aspectos:
- Modelo organizativo y marco legal: aquí debemos definir cuál va a ser nuestro modelo organizativo, quién tiene qué responsabilidades sobre las tareas, así como en qué marco legal (sectorial, local, nacional, internacional) nos vamos a mover para ofrecer nuestros servicios o nuestros productos.
- Productos y servicios: una empresa o un negocio nace para satisfacer una necesidad no resuelta a través de la fabricación de un producto o de la prestación de un servicio. La calidad del producto o del servicio y el soporte posterior a la venta deben estar también contempladas en este apartado.
- Clientes y mercado: debemos conocer a nuestros clientes potenciales, sus necesidades, cómo nos vamos a poner en contacto con ellos, cómo vamos a darnos a conocer, cómo podemos fidelizarles, y sobre todo, cómo vamos a hacer todo esto mejor que nuestros competidores.
- Plan financiero: qué inversión será necesaria, en qué momentos, y de dónde esperamos que venga ese dinero. También tendremos que indicar los riesgos que pensamos que pueden afectar a este plan y las estrategias de mitigación. No olvidemos que también deberemos señalar cuáles serán los beneficios esperados, cuándo se producirán y qué parte habrá que invertir o devolver a nuestros acreedores.
Sobre estos cuatro aspectos construiremos:
- Plan de operaciones: debemos indicar cuál va a ser el cronograma de puesta en marcha del negocio, y cómo y cuándo vamos a ir invirtiendo los fondos que hemos obtenido, así como qué recursos humanos y materiales van a emplearse a lo largo del tiempo. Lógicamente, aquí también debemos asignar responsables de que las cosas se hagan.
- Plan de marketing y comercial: cómo vamos a entender a nuestros clientes mejor que nuestros competidores, cómo vamos a atraerlos y cómo vamos a acceder al mercado. Definiremos la política de imagen, las campañas de publicidad y los canales para comercializar nuestros productos. No debemos olvidar tampoco que necesitamos generar una estrategia de retención de nuestros clientes.
Como ven, para algunos de estos aspectos es necesario hacer números, lo que aportará credibilidad a nuestro proyecto y nos permitirá captar inversores o, en el peor de los casos, refinar nuestra idea inicial.
A partir de ahí, podremos pasar a ejecutar la inversión y a hacer realidad nuestro negocio.
Ya para terminar, y como saben nuestros lectores, el modelo de negocio y el plan de negocio están siempre íntimamente ligados y pueden llevar nuestras ideas al éxito o al fracaso (el modelo de negocio lo veremos en el próximo número de la revista).
La aptitud y la actitud de las personas son la otra parte importante, que no se ve en el plan de negocio porque no es cuantificable, pero nos marca la capacidad de ejecutar ese plan de negocio. También hablaremos de eso en próximos números.
De momento, dejemos que la tortuga ninja vaya tomando nota de estas cosas y esperemos pacientemente hasta el próximo número.
Licenciado en Informática y Doctor Cum Laude en Organización de Empresas por la Universidad Politécnica de Valencia. Con acreditación en Gestión de Datos para Investigación Clínica por la Universidad de Vanderbilt, ha sido profesor de marketing digital, big data e inteligencia de negocio, y ahora es profesor de Organización de Empresas en la Universidad Politécnica de Valencia. Miembro de la Junta Directiva de la Asociación Valenciana de Informáticos de Sanidad (AVISA), auditor CISA, CGEIT y profesional certificado en ITIL, COBIT 5 y PRINCE 2. Con casi 20 años de experiencia en el sector de la salud, ha dirigido proyectos de interoperabilidad, seguridad y big data, y actualmente es directivo en una importante multinacional de soluciones de TI para el sector de la salud.
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