Seguridad y garantías en los sistemas de voto electrónico

La Administración toma sus decisiones a través de órganos colegiados institucionales, o simplemente se reúne como método operativo para gestionar asuntos y proyectos. Dichas reuniones, hoy en día, son en ocasiones telemáticas, sobre todo por influencia de la pandemia, pero todas ellas deberían tener al menos un elemento tecnológico: el voto electrónico. ¿Cómo debe estar configurado el sistema de votación de los órganos colegiados de la Administración para que dicha votación se desarrollle con todas las garantías?

En primer lugar, hay que distinguir una vez más los términos telemático y electrónico. El primero deriva de una situación de distancia (teles), mientras que el segundo simplemente alude a la tecnología. Debemos tener previstos ambos sistemas, dado que el voto electrónico debería establecerse, en la medida de lo posible, como el habitual para los concejales o diputados que asistan de forma presencial.

Dicho lo cual, cabe afirmar que, sin lugar a dudas, el elemento esencial es el de la seguridad del sistema. Para un aspecto tan relevante en el funcionamiento de los órganos colegiados y, por ende, de la Corporación, el sistema elegido debería estar protegido por el cumplimiento de los estándares ENS en categoría Alta. El Esquema Nacional de Seguridad (en un sentido amplio, que incluye protección de datos y ciberseguridad) es la piedra angular del buen funcionamiento electrónico de las instituciones públicas, porque si no es seguro no es confiable, y se supone que en sede administrativa se dilucidan temas importantes que no pueden estar a expensas de un posible boicot. Este es el motivo por el que pensamos que la identificación de las personas que votan debería realizarse mediante certificado digital.

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