La inteligencia artificial y otros demonios

Ahora está de moda el ChatGPT[i] (Generative Pre-trained Transformar), como una de las nuevas herramientas para aprovechar los avances que vienen ocurriendo en el área de la inteligencia artificial (IA).

El ChatGPT está basado en el modelo de lenguaje GPT-3, que realiza tareas relacionadas con el lenguaje, soportada por millones de parámetros y entrenado por millones de datos e informacion, pudiendo mantener una conversación con cualquier persona, todo basado en inteligencia artificial.

Esto me recuerda a Isaac Asimov[ii] y su libro “Robots e Imperio” en el cual nos presenta una sociedad avanzada donde existe una total dependencia de robots “casi humanos”, con fisionomía humana tanto de hombre como de mujer,  que realizan todas las labores de trabajo operativas mientras el ser humano se dedica a pensar y a disfrutar de la vida. En este libro presenta las 3 leyes de la robótica donde se establece:

1. Un robot no hará daño a un ser humano, ni permitirá con su inacción que un ser humano sufra daño.
2. Un robot debe obedecer las órdenes dadas por los seres humanos, excepto si estas órdenes entran en conflicto con la primera ley.
3. Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la primera y segunda ley.

Los beneficios de la inteligencia artificial son innegables en la medicina, la investigación, la carrera armamentista y espacial y ahora incursionan fuertemente en el conocimiento como es el caso de ChatGPT. Ya se han visto casos de como el ChatGPT ha contribuido a que un juez tome una decisión de culpable o inocente basado en la informacion provista por esta herramienta.

Sin embargo, se llega a extremos donde, como se aprecia en el libro de Asimov, el robot convive con el ser humano, inclusive reemplazando la pareja humana. Esta situación también la hemos podido apreciar en diferentes películas. De otro lado no olvidemos a Terminator, en sus cinco capítulos, donde el protagonista es mi ídolo Arnold Schwarzenegger, y donde podemos apreciar la lucha entre el ser humano y las máquinas, debido a que éstas llegan a desarrollar conocimiento que les permite auto gestionarse y construirse ellas mismas.

Todo esto genera un gran paradigma sobre los beneficios y riesgos de la inteligencia artificial y la robótica e inclusive entra en el campo de la ética. Tenemos una gran población que estamos a favor de la IA pero también aparecen sus detractores que temen inicialmente, por la pérdida de sus trabajos, luego en la invasión progresiva de todas las áreas de conocimiento y finalmente el dominio y destrucción del ser humano.

Si analizamos los beneficios podríamos considerar:

1. Automatización de tareas repetitivas, que generalmente son operativas y que motivaría al ser humano a dedicarse a incrementar su capacidad intelectual y de creación.
2. Toma de decisiones, con base en la gran cantidad de datos que es capaz de procesar puede analizar situaciones y actuar, sin consultar con el ser humano, para solucionar problemas o incidentes.
3. Mejora en la atención médica, ayudando a los médicos a identificar patrones de enfermedades, partiendo de informacion provista por expertos y por la experiencia. Hace muchos años desarrollé en Prolog[iii] una aplicación para identificar enfermedades del cerebro utilizando el Test de Luria[iv], trabajo que fue apoyado por un psicólogo experto.