Observando la evolución de los sistemas de inteligencia artificial generativa que existen en el mercado, hemos visto avances impresionantes, aunque ya se empieza a ver algún síntoma de agotamiento que trataremos en futuros artículos.
Al margen del agotamiento de este tipo de tecnología, el hecho es que aunque la punta del iceberg son sistemas muy conocidos, como ChatGPT de OpenAI, Copilot de Microsoft, Claude de Anthropic o Perplexity AI de la empresa del mismo nombre, existen sistemas de IA basados en modelos extensos del lenguaje (LLM en inglés) que pueden funcionar de forma local, tanto de pago como gratuitos, y que nos permiten entrenarlos con información propia de nuestros sistemas de información y nuestra base de conocimiento.
Las ventajas más importantes, como nuestros lectores estarán suponiendo, son las relativas a la seguridad, la personalización y la autonomía que este tipo de sistemas pueden ofrecer a una organización de cualquier tipo.
No nos engañemos: para aprovechar a fondo las capacidades de un sistema LLM vamos a necesitar añadir ciertos datos de nuestra organización que pueden tener un carácter confidencialo requieren un marco legal de privacidad muy estricto.
Además, estos sistemas necesitarán a corto o medio plazo interactuar con nuestros sistemas corporativos para consultar, añadir, modificar o eliminar información, algo que de nuevo les da unas capacidades que van a hacer que la seguridad sea un valor importante en la elección de un LLM.