
¡Feliz año 2025! No creo que el parón navideño ni las copiosas comidas de estos días provoquen amnesia, pero quizá conviene igualmente empezar el año recordando que la Administración se rige por el principio de objetividad. La IA también. Los algoritmos de aprendizaje automático pueden analizar grandes conjuntos de datos y proporcionar insights valiosos para respaldar la toma de decisiones informadas. Pasó la época de la gestión por ocurrencias, de la arbitrariedad, de la subjetividad. La capacidad de predicción de la IA nos ayuda a anticipar los problemas mejorando la calidad de los servicios, y la de la toma de decisiones en general. La predicción es la nueva planificación. Y viene de los datos, debidamente obtenidos, procesados e interpretados, porque si los datos no fueran completamente objetivos y fiables(ojo a los sesgos de inicio), las decisiones basadas en ellos tampoco lo serían. Además, el carácter incuestionablemente objetivo de los datos encaja por completo en el interés general, frente a las opiniones subjetivas que en el mejor de los casos pueden ser erróneas, pero, cuando son malintencionadas, también incurren en desviación de poder. La IA tiene la capacidad de analizar enormes cantidades de datos (big data) de manera rápida y eficiente. En el sector público, esto se traduce en la capacidad de procesar información de interés público de todo tipo, como datos demográficos, económicos y de salud. Los algoritmos de aprendizaje automático pueden identificar patrones y tendencias que podrían pasar desapercibidos en análisis manuales o más superficiales, proporcionando una visión más completa para respaldar decisiones con un fundamento sólido. Por tanto, si la Administración se rige por el principio de objetividad, encaja muy bien con este proceso, dado que no hay nada más objetivo y veraz que los datos ciertos.
El aludido proceso básicamente convierte datos en información. Esta información, dentro de un contexto, nos aporta conocimiento práctico aplicable a un problema concreto. En este mapa de conocimiento podemos identificar pautas en las que se puede basar no solo una decisión concreta, sino toda la estrategia de la organización. El término D2W (data to wisdom) se puede traducir como “datos que llevan a la sabiduría”. En resumen, la IA ofrece capacidades analíticas avanzadas que pueden proporcionar información valiosa y apoyar en la toma de decisiones más informadas y documentadas, incluso en la definición planes integrales y estrategias completas, cuando el nivel alcanzado por la información se ha transformado en un conocimiento empírico contrastado y muy cualificado, es decir, verdadera sabiduría, el peldaño más elevado de la inteligencia…