En los últimos tres años las empresas de telecomunicaciones han invertido 500.000 millones de euros en mejorar y ampliar las redes. El lugar y el rol que juegan las teleoperadoras sigue siendo un enigma, y estas empresas siguen quejándose por proponer las carreteras que son la base de las TIC y no participar del pastel importante de la economía digital.
El consumo de vídeo, las redes sociales, y ahora la inteligencia artificial generativa están haciendo un uso intensivo de las telecomunicaciones, sin que estas empresas se sientan recompensadas.
Los usuarios de empresa y personal pagan cuotas por acceder a la red. Para las telco es como si les dejaran el peaje de la autovía en la que se transporta oro y diamantes, si fuera transporte de carbón o reciclables quizá verían el negocio con otros ojos.
El 10 de septiembre un grupo de CEOs encabezados por Capgemini, Ericsson, SAP, Caixabank e Iberdrola, entre otros, escribieron una carta abierta en la que enfocan las telecomunicaciones desde la perspectiva de la brecha digital y la competitividad.
Aun cuando la inversión en innovación que se reporta en la Unión Europea es una cifra exageradamente alta, no alcanza a ser ni la mitad de lo que invierte Estados Unidos, de ahí que los CEOs de estas empresas consideren que nos estamos quedando relegados y perdiendo oportunidades futuras. Básicamente Europa se convierte en consumidor.
HIPERREGULACIÓN
Europa vive una disfunción regulatoria que está echando el freno en la innovación y el desarrollo. Los legisladores europeos creen que su función es crear leyes que controlen todo lo que se pueda desarrollar, lo que hace que innovar sea difícil, y que tenga más sentido adquirir los productos en otras geografías.