Ahora que hacemos ya cuarenta publicaciones de Tecnología y Sentido Común, permítanme nuestros lectores y lectoras que les invite a desempolvar los artículos que escribimos para los números 23 y 24 (octubre y noviembre de 2022 si les resulta más sencillo encontrarlos así). En ellos sentábamos las bases para poder diseñar con éxito nuestro modelo de negocio, y acabábamos citando el Business Model Canvas (BMC) de Alex Osterwalder.
Pero no teman, no vamos a repetir contenidos, es solo para su comodidad, ya que podrían apoyarse en aquellos números para entender mejor el artículo de este mes. Lo que nos proponemos hacer esta vez es una crítica constructiva del sistema BMC, pensado para definir nuestro modelo de negocio.
Por que sí, en efecto, aunque utilicemos las últimas tendencias metodológicas traídas de San Francisco o de Silicon Valley, o en este caso de Suiza, cualquier modelo tiene sus carencias, y es bueno conocerlas. De hecho, una buena fuente de aprendizaje es siempre aprender de los errores, aunque a veces resulte un aprendizaje un poco caro…
Mis lectores seguramente se estarán planteando “Vale, pero si eso es así, no nos dejes con la incógnita ¿qué puede fallar?”. Pues ese es exactamente el contenido de este artículo:
A veces nos aproximamos a la definición BMC del modelo de negocio omitiendo los detalles, y en ellos precisamente está la clave del éxito… o del fracaso. Si ninguna de las actividades que hemos sido capaces de identificar nos diferencia de la competencia, ¿cómo pensamos competir? ¿en precio? Michael Porter decía que la esencia de la estrategia y de la ventaja competitiva reside precisamente en hacer las cosas de una forma distinta a los demás.
Nuestro valor diferencial no puede existir solo en la propuesta de valor, por que aunque esa sea la punta del iceberg que ven nuestros clientes, detrás tiene que haber algo que se haga realmente diferente, y nuestros costes deben también estar alineados con esas actividades y recursos diferentes.
Licenciado en Informática y Doctor Cum Laude en Organización de Empresas por la Universidad Politécnica de Valencia. Con acreditación en Gestión de Datos para Investigación Clínica por la Universidad de Vanderbilt, ha sido profesor de marketing digital, big data e inteligencia de negocio, y ahora es profesor de Organización de Empresas en la Universidad Politécnica de Valencia. Miembro de la Junta Directiva de la Asociación Valenciana de Informáticos de Sanidad (AVISA), auditor CISA, CGEIT y profesional certificado en ITIL, COBIT 5 y PRINCE 2. Con casi 20 años de experiencia en el sector de la salud, ha dirigido proyectos de interoperabilidad, seguridad y big data, y actualmente es directivo en una importante multinacional de soluciones de TI para el sector de la salud.
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