Perspectivas del Mercado de la Ciberseguridad

En el sector de las TIC estamos ya muy acostumbrados a los diferentes hypes o palabras de moda que, periódicamente, atraen la atención de los profesionales y, sobre todo, de los inversores y responsables públicos. Blockchain, metaverso, inteligencia artificial,… son algunos de los más recientes. También la ciberseguridad ha sido uno de estos términos de moda, pero con una gran diferencia: es una necesidad transversal e imprescindible para el desarrollo de los mercados digitales y su estabilidad.

Comenzamos esta novena temporada de Tecnología y Sentido Común hablando de Futuro y Seguridad, conceptos que dan título a nuestra sección en la revista. En esta ocasión, y comenzando una nueva temporada, ¿qué mejor que plantear las perspectivas que presenta el mercado de la ciberseguridad en la situación actual?

El mercado de la ciberseguridad se puede analizar desde diferentes ópticas: la de las empresas del sector, la de los profesionales de la ciberseguridad, la de los clientes de estas empresas y profesionales, y la de los ciberdelincuentes.

Comencemos por éstos últimos. No hay duda de que los actores maliciosos tienen excelentes perspectivas de mercado. No en vano se calcula que el cibercrimen mueve un volumen de negocio mundial superior al narcotráfico, el tráfico de armas y el tráfico de pesonas. Como ya hemos escrito en varias ocasiones, incluso en algunos paises las empresas de ciberdelincuentes se comportan como cualquier otra empresa, con sus empleados, sus horarios, sus impuestos, etc. También hemos escrito en alguna ocasión sobre el floreciente mercado que representa el Ransomware-as-a-Service, la especialización de las organizaciones de ciberdelincuentes, y la enorme dificultad que tienen las fuerzas de seguridad para atribuir los delitos y perseguirlos de forma eficaz.

Ante esta situación, es de esperar que los principales perjudicados, o aquellos que tienen unas peores perspectivas en este ‘mercado’ son los clientes. Primero, porque son el objetivo de los ciberdelincuentes, y segundo, porque para evitarlo han de realizar gastos e inversiones. En este aspecto, y aunque la ciberseguridad no es en absoluto un producto o servicio barato, es idiscutible que sea mejor invertir X€ en protegerse que tener que gastar N veces esa cantidad si se es víctima de un ciberataque exitoso. Como dice un amigo mio, “susto o muerte”. Coincidirá conmigo el lector o la lectora en que también es mejor pagar por los servicios de seguridad de una empresa legítima y del país, que pagar un rescate a una de las mafias que operan en el mercado del ransomware, por ejemplo.