Las vacas flacas llegaron al mundo tecnológico después de años de bonanza. Aunque las piedras en el camino comenzaron con las pérdidas de valor de las criptomonedas y su particular paso del desierto (otra vez), lo cierto es que el aumento generalizado de los tipos de interés en los mercados de crédito son la causa de que las empresas tecnológicas estén en un momento crucial para demostrar su viabilidad.
Las empresas basadas en tecnología en general y las enfocas a desarrollos disruptores en particular, son modelos de negocio especialmente expuestos a las fluctuaciones del precio de la financiación al necesitar de altos grados de apalancamiento para poder desarrollar rápidamente antes de poner en valor en el mercado los productos o servicios.
A diferencia de la industria tradicional, en la que se desarrollan productos y sus actualizaciones financiadas con las ganancias obtenidas por cada una de las versiones anteriores, en el caso de la industria tecnológica la velocidad de avance hace que para poder ofrecer un producto disruptivo se necesite capitalizar esfuerzo humano y financiero en el momento inicial del desarrollo y lanzamiento.
Este característica de la mayoría de empresas tecnológicas hace que la volatilidad de los mercados haya disparado sus costes de financiación. Además en muchos casos, esta financiación se produce a corto y medio plazo, con el deseo de poder realizar la puesta en valor del producto y por ello la protección frente al encarecimiento de la deuda es mucho menor que en las empresas analógicas tradicionales con periodos de amortización y financiación mucho más largos y espaciados en el tiempo.
En el caso español, la exposición al crédito es el único camino para garantizar la viabilidad de la empresa al necesitar esa liquidez como margen operativo. Esto se debe a que la mayoría de negocios tecnológicos no nacen en el seno de grandes corporaciones que tienen solvencia suficiente para la financiación de los mismos sino a través de nuevas empresas que necesitan realizar la aceleración de su crecimiento para conseguir materializar la innovación planificada.
La alta tasa de endeudamiento que la mayoría de empresas mantiene para así disponer de circulante suficiente para sus operaciones ordinarias hace que la falta de pago de alguno de sus clientes tenga un efecto contagio muy difícil de limitar al no tener margen para aumentar su endeudamiento y responder a ese impago.
Jesús Lopez Pelaz es director del Bufete Abogado Amigo y jurista apasionado de la tecnología, es profesor de Legaltech en la Universidad CEU Cardenal Herrera y cuenta con una larga experiencia en el desarrollo de proyectos de transformación tecnológica de la abogacía, y además de todo eso, un gran amigo y colaborador incondicional de Tecnología y Sentido Común.
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