Tal y como definimos en el artículo anterior, la eficiencia sanitaria, en la mayoría de los casos, se trata del gasto sanitario (relativamente) bajo y el resultado (relativamente) alto. Actualmente, es uno de los temas más relevantes en el sector, debido a que es un principio clave para conseguir la sostenibilidad del sistema, bajo la presión de los recursos limitados y la demanda creciente, tanto desde el punto de vista del volumen de la población como por la exigencia de la calidad del servicio.
Para confirmar la relevancia de la idea de la eficiencia sanitaria en España, a lo largo de estos meses visité varias jornadas dedicadas a la gestión sanitaria basada en valor. Efectivamente, en todos y cada uno de los eventos se habla de las necesidades como transformación organizativa, herramientas de gestión en todos los niveles, cambio cultural organizativo, entre otras, todas ellas relacionadas con la eficiencia sanitaria.
La paradoja está en que, por un lado, se observa la conciencia de la necesidad y el interés del personal sanitario en buscar la eficiencia en sus organizaciones. Y, por otro lado, se dispone de un abanico de conocimientos y herramientas que ayudan a la gestión de la eficiencia. Entonces, me hago la siguiente pregunta:¿por qué siguen habiendo mermas de recursos en diferentes procesos de una organización en unas cantidades sorprendentes y con un impacto socioeconómico altamente negativo?
Para contestar esta pregunta hice una encuesta anónima al sector. Gracias a la contribución de los participantes, puedo destacar dos razones principales por las que siguen habiendo casos de ineficiencias organizativas. Una es la falta de tiempo y otra la falta de liderazgo.
En gran parte de las respuestas observo una situación donde el agobio del personal con la sobrecarga del trabajo diario no deja margen para innovar en los procesos organizativos. Las tareas urgentes definidas por los tiempos de entrega y las necesidades de los pacientes y otros miembros de la organización siempre irán por delante del ejercicio de reflexión sobre lo que se podría mejorar en “lo que ya funciona”. Entonces, el momento nunca llegará si el tratamiento de las ineficiencias no viene en formato de una estrategia de la entidad liderada por su responsable.
El momento nunca llegará si el tratamiento de las ineficiencias no viene en formato de una estrategia de la entidad liderada por su responsable
La labor de seguimiento y control de las ineficiencias corresponde a los directivos y gestores de las entidades del sector. Muchas veces se da por hecho que la dirección y la gestión tienen que ser eficientes. Sin embargo, la complejidad y sensibilidad del sistema sanitario complica el enfoque estandarizado y unificado de lo que es la gestión eficiente. Un directivo o gestor, como un chef, tiene que andar con sus instrumentos “afilados” a su estilo y a la necesidad de la organización a corto y medio plazos.
Estamos hablando de una metodología de gestión personalizada, integrada y coherente que abarque la complejidad del sistema de salud sin lesionar la autonomía local. Que permita identificar las ineficiencias, implementar los cambios necesarios y realizar el seguimiento y control de los beneficios esperados.
La condición fundamental para poder diseñar una metodología de este tipo es tener datos apropiados. Ya que solo el disponer de los indicadores precisos para medir los avances clave en el desempeño, si se usan apropiadamente, pueden ser, sin más, las herramientas para ayudar a los tomadores de decisiones a determinar si los recursos se asignan de manera óptima e identificar qué partes del sistema de salud no están funcionando tan bien como deberían.
En caso de una metodología completa, no estamos hablando de tareas sueltas ni de proyectos, sino de un programa. Un programa es un grupo de proyectos relacionados administrados de manera coordinada para obtener beneficios y control que no se obtienen al administrarlos individualmente. Debería estar centrado en tratar las ineficiencias existentes y, otra condición importante, es que forme parte de la estrategia general de la organización, mejor si va alineada con los planes nacionales e internacionales del sistema sanitario.
Al ser parte de la dirección de la organización y del sistema sanitario, la gestión del programa de tratamiento de las ineficiencias se convierte en una gestión coordinada y enfocada en lograr los beneficios y objetivos estratégicos. La gestión de múltiples proyectos por medio de un programa permite planificar su ejecución en términos del personal involucrado, recursos, etc. y con esto, optimizar y priorizar los esfuerzos dedicados.
Concluyendo, la manera de ver el tratamiento de las ineficiencias en el sector sanitario como un programa que forma parte de la estrategia general, acompañado con los datos apropiados podría resolver el dilema de la falta de tiempo y liderazgo gracias a la planificación de los recursos, prioridad de ejecución y seguimiento y control de los resultados.
En el próximo artículo descubriremos las fases de la metodología de gestión del tratamiento de las ineficiencias en el sector sanitario.
Maryna Danylyuk es Doctoranda en Economía Internacional e Integración por la Universidad de Valencia y Master en Internacionalización Económica: Gestión de Negocios Internacionales por la Universidad de Valencia. Dentro de la Economía Internacional se especializa en Economía de la salud y el área del Desarrollo socio-económico. Actualmente forma parte de VeraTech for Health SL como Directora de desarrollo de negocio.
Debe estar conectado para enviar un comentario.