No se trata del mítico animal, se trata del pelotazo que está resultando impulsar una empresa de ciberseguridad.
Según ha informado CSO[1], en el primer trimestre del año se han alcanzado los 19 unicornios en el campo de la ciberseguridad, en el año 2021 se registraron 36, y si el 2022 continúa con este ritmo, el número estará por encima al del año anterior.
Se consideran unicornios a las empresas cuya valoración supera los mil millones de dólares, cantidad que inicialmente no tiene por qué estar relacionada con la facturación, sino con lo que los inversores estiman en base a sus aportes.
No toda la industria informática está al alza, aunque después de la pandemia sanitaria, las empresas están reforzando sus recursos digitales, y la ciberseguridad ya alcanza niveles suficientemente importantes en la agenda de la dirección. Esto en sí mismo es buena notica, actualmente es posible hablar con los directivos de ciberseguridad.
El principal giro que ha necesitado tomar la ciberdefensa está provocado por el cambio al trabajo remoto, o trabajo desde casa. En 2021 se produjeron más de 51.000 millones de ataques a través del protocolo de escritorio remoto en España, en un solo país.
El cibercrimen mueve más dinero que el tráfico de drogas
El segundo disparador está motivado por el conflicto armado entre Rusia y Ucrania. Este conflicto ha involucrado a todo el planeta, y está poniendo a los aliados de uno y otro en cada bando. Aunque en el mapa podría marcarse Ucrania como zona de conflicto, la realidad cibernética es otra.
En el conflicto es necesario recolectar dinero, y atacar ahí donde es posible. Desde una pantalla, y en la mayoría de los casos desde países que permiten (e incentivan) los ataques, el cibercrimen mueve más dinero que el tráfico de drogas, y sin arriesgar la vida en el proceso.
Estos escenarios hacen que las víctimas sean usuarios y empresas, que resultan víctimas más de una vez después del ataque:
- Víctima del atacante.
- Víctima cuando paga rescates, o pierde información valiosa, o expone información sensible
- Víctima cuando necesita pagar servicios no presupuestados para su defensa urgente
- Víctima cuando la empresa está obligada a notificar a las autoridades y a sus clientes, que ha recibido un ataque y perdido o comprometido información
- Víctima en su reputación
Todos estos asuntos requieren asignar presupuestos sin tiempo para negociar. Después del desastre, asignar los presupuestos que se ahorró en los meses anteriores, o mejorar los que ya tenía.
El mundo infinito construido con IoT
La tecnología del Internet de las Cosas está despertando, no sabemos ni un uno por cien de las posibilidades de esta tecnología. Las diferentes proyecciones parecen hacer referencia a un mundo infinito, sin límites.
IoT está entrando en empresas, instituciones, y en el hogar. Las mismas puertas difíciles de controlar que exponen la seguridad de todos, financiado por los mismos que necesitan protección.
Las compras de dispositivos conectados han crecido sin control, y siguen haciéndolo con escasa o ninguna protección. En la mayoría de las organizaciones aún no se incluye una política clara para la inclusión de los IoT, y menos para la ciberseguridad de los mismos. Con cada IoT, aumenta la inversión presente, y mucho más la futura.
En resumen, la ciberseguridad es necesaria y los inversores consideran que es un buen negocio, así que las empresas especializadas en ciberseguridad se valoran al alza, muy al alza.
[1] CSO España, 2022. La creación global de nuevos unicornios de ciberseguridad podría alcanzar máximos históricos en este año.
Marlon Molina es ingeniero en informática, es certification officer en Computerworld University desde donde lidera la certificación Business IT, también dirige el laboratorio de ciberseguridad para los Parlamentos de las Américas en la OEA, es profesor en varias Escuelas de Negocio, y es asesor de varios Consejos de empresa en España e Internacionales. En 2019 Cherwell le incluyó en el TOP 5 de los líderes técnicos de la transformación digital en EMEA.
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