La tecnología de conexión más sofisticada es inalámbrica y se llama Empatía.

Artículo "La tecnología de conexión más sofisticada es inalámbrica y se llama Empatía." de Fernando Roca en la Sección "Talento y Liderazgo" de la Revista Tecnología y Sentido Común #TYSC

Los ordenadores tienen unas curiosas e interesantes similitudes con los humanos… tienen un dispositivo central que procesa los datos y coordina al resto de dispositivos accesorios y periféricos. Este dispositivo es el protagonista principal del funcionamiento del ordenador y lo llaman procesador; nosotros tenemos un órgano que también desarrolla -entre otras- esas funciones, al nuestro le llamamos cerebro.

Para que este sofisticado artilugio pueda desempeñar su función necesita apoyarse en otros dispositivos, ya sean propios o periféricos, que lo complementan y le permiten obtener información, almacenarla y mostrarla o entregarla al usuario. El cuerpo humano también utiliza otros dispositivos (en este caso se llaman órganos) para obtener información a través de cinco diferentes canales (los cinco sentidos: vista, oído, tacto, olfato y gusto) y para expresar o compartir la información, para comunicarse.

En el sistema de almacenamiento de la información ya encontramos una diferencia significativa ya que el ordenador dispone de una mínima memoria interna en el propio cerebro (el procesador), del todo insuficiente para que pueda desarrollar funciones útiles, y se apoya necesariamente en memorias accesorias que lo complementan. En cambio el cerebro humano dispone de una inmensa memoria interna que le permite ser plenamente operativo sin necesidad de recurrir apenas a dispositivos de almacenamiento externos como agendas, apuntes, manuales o libros de consulta.

Y a todas esas capacidades propias o autónomas de los ordenadores se les añadió otra especialmente útil: la de “conectar” con otros ordenadores y comunicarse con ellos; una capacidad que los humanos ya teníamos muy desarrollada a través de los diferentes idiomas del lenguaje verbal y también a través otros mecanismos que conforman el lenguaje no verbal.

Las tecnologías para “conectar” han ido evolucionando y mejorado mucho, ahora ya son incluso inalámbricas, pero la que me sigue pareciendo más fascinante y sofisticada es la capacidad de los humanos para conectar con los pensamientos y los sentimientos de otros humanos, y algunos incluso con animales. Y me parece fascinante por varias razones, por ejemplo porque puedes conectar empáticamente con otra persona aunque ella no pretenda establecer esa conexión contigo.

¿Cómo funciona esta conexión?

Pues también es inalámbrica, lo ha sido desde siempre, y para lograr su máxima eficacia utiliza dos circuitos que interactúan entre sí, los dos componentes de la empatía: uno más mental que nos permite tener la perspectiva del pensamiento de los demás y experimentar lo que llamamos Empatía Cognitiva, y otro más emocional que nos permite identificar y comprender sus sentimientos que es la Empatía Emocional. Ambos componentes son fundamentales y se complementan.

No todas las personas tienen igual de desarrollados esos componentes o circuitos, ni cada individuo tiene sus dos circuitos igual de desarrollados. Por ejemplo, las personas manipuladoras suelen tener mucha empatía en el ámbito mental (empatía cognitiva), sin embargo apenas tienen desarrollada la empatía emocional; por eso pueden observar y comprender muy bien como piensas sin sentir un acercamiento emocional, y utilizan esa empatía cognitiva, esa capacidad para entender como piensas, para actuar de la forma que les convenga para conseguir sus fines.

Pero no demonicemos la empatía cognitiva porque, aunque algunos hagan un uso perverso de ella, tiene una gran utilidad ya que permite que se consideren diferentes puntos de vista, diferentes formas de ver las cosas, y así tomar la decisión más adecuada y satisfactoria para la mayoría. Esto es especialmente beneficioso para la calidad de las relaciones y, consecuentemente, para la calidad de vida, porque para la mayoría de las personas la felicidad depende mucho más de cómo son nuestras relaciones con los demás que de los logros que hayamos podido acumular (por supuesto, una vez cubiertas las necesidades básicas).

La calidad de tu vida depende principalmente de la calidad de tus relaciones

Por lo general las personas más empáticas son más queridas y tienen unas mejores relaciones con los demás. Desde esa actitud empática, tienden a resolver los conflictos empleando estrategias cooperativas y pacíficas en lugar de competitivas y agresivas.

En el entorno laboral es especialmente conveniente fomentar la empatía porque se traduce en una mayor satisfacción de los empleados; cuando sienten que son tenidos en cuenta, valorados como personas, y que se conocen y se valoran sus capacidades y destrezas individuales, es más probable que disfruten con el trabajo que realizan. Eso fomenta la motivación intrínseca, es decir, el trabajo puede llegar a ser una fuente de satisfacción y de crecimiento personal, y no solo una vía para conseguir un sueldo.

Los procedimientos y los protocolos demasiado estrictos tienen el riesgo de dificultar la empatía (por ejemplo, en sectores como la televenta, o incluso en la banca, suelen tener “guiones” para dirigir la conversación y persuadir de lo que a ellos les interesa vender). La aplicación más o menos rigurosa y obligatoria de esos protocolos, esa “obediencia a la autoridad”, no permite empatizar pues se acata y se asume como válido o correcto lo que marcan otros.

En el ámbito de la política llegan incluso a aplicar la denominada “disciplina de voto”, que permite justificar que se llegue a votar una decisión que va en contra de los valores de una persona o que atenta contra los derechos de otras.

Coach Ejecutivo especializado en habilidades de comunicación y liderazgo. Certificado como PCC (Professional Certified Coach) por la ICF (International Coach Federation). Diplomado en Ciencias Empresariales. Máster en Finanzas por la Universidad de Valencia. Postgrado en Oratoria y Discurso por la Universidad Rey Juan Carlos. Tiene una experiencia de más de 30 años dirigiendo equipos en el sector de la banca, y otros 6 años formando y mentorizando a nuevos directores de sucursales. Es formador de Habilidades Directivas y de Gestión de Conflictos, en dos escuelas de negocios.

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